De modo, estimado y sufrido lector,
que si esta narración le resulta algo tediosa o simplemente
infumable, no cometerá error alguno al poner cara al único
y exclusivo culpable del desaguisado. (N. de la R. Bastará
con imaginar el avatar de Atrello).
Pues sí, íbamos
diciendo. El Kustó.
Un forotema de hace unos meses comentaba algo de deuvedés
de buceo. En él, una de nuestras protagonistas, la SuperNiña,
se preguntaba ande coño podría conseguir los putos
deuvedés del Kustó. (Aquí el autor ha suavizado
los términos en la transcripción, porque todos sabemos
lo mal hablada que es la tía).
Error del autor. Grave, gravísimo error del autor, que
luego desencadenaría la tragedia… cuando le contestó:
- Pues yo los tengo... (hasta
aquí, nada que reprochar). Si quieres te los dejo…
(zaaaasss, metedura de pata hasta la ingle).
Obviando que su personalidad canallesca
y avariciosa le hizo contestar que sí, antes incluso de
concluir el ofrecimiento, el problema que se planteaba era el
de cómo hacérselos llegar en un plazo razonable.
- Pues mira… En julio estaremos
en L’Escala… Pásate por aquí y nos visitas…
Es decir, que además de
ensuciármelos, ¿se los tengo que llevar yo? Más
morro que un documental de la 2 de osos hormigueros.
Así que me veo reservando en mi agenda un finde para realizar
la entrega de la mercancía. El lunes 25 es fiesta en...
en... (ya saben que no puedo decir nombres) ...en esa ciudad que
empieza por ‘eme’ y termina en ‘adrid’.
- De acuerdo. Ese finde... ¡¡Y
no se te ocurra avisar a la policía!!