No sé cómo lo conseguimos, pero ya estamos otra
vez en la mansión de los Friegas. La pobre Pepa (la Señora
de Friegas) debe estar hasta el fandango de que estemos por allí
danzando tol puto día.
Los niños se dan un remojón en la piscina. Algunos
adultos también aprovechan para desalarse, cuando...
La
Chuches había prometido un espectáculo de danza
del vientre y resulta que yo no me había enterado. La muy
guarra pone el loro a funcionar, y empieza a ejecutar sus danzarínicos
movimientos, camelantes/sensuales ante el atónito público
allí presente y algún acoplado del vecindario.
Sólo
quien haya actuado en público alguna vez (me incluyo),
sabe que esa expresión de tu cara era el reflejo de que
estabas disfrutando más que todos nosotros juntos...
La
jornada se acaba.
Kibruja se va (ya iba siendo hora, bonita). Es tarde y le queda
una tirada hasta casa.
Chuches
no tardará mucho en hacer lo mismo.
Hay que liquidar las sobras de ayer, así que, mientras
que juegan los niños por ahí alrededor, los mayores
restantes liquidan el stock de carnes y ensaladas.
A ver... a ver si están ustedes situados... ¿Qué
mayores quedan en carrera después de los abandonos que
ha habido?
Friegas, Manflas, Pepa (mencionada Sra. De Friegas), Trufus y...
Alicia, sufrida Sra. De Trufus, que no había aparecido
hasta ahora, pero que es parte fundamental en esta historia. Sin
su trabajo en la sombra, esta obra nunca hubiera visto la luz.
Ya
ha anochecido hace un rato laaaargo. Manflas se retira. No te
olvides de septiembre ¿eh? Friegas y Trufus se quedan dándole
al pico, sobre buceo, claro, durante un rato más. Lo propio
hacen sus respectivas mujeres. En la otra habitación se
oyen risas de los niños. Se lo están pasando en
grande...
Nos vamos a dormir. Mañana saldremos pronto, porque el
camino es muy largo y la María Luisa no anda mucho, que
digamos.
Desde las siete de la mañana estoy despierto, dando un
paseo con el chucho. ¿Qué no sabían que también
había un chucho en toda esta historia? Muérdeles,
Rocco.
Para que se enteren de que existes.
Estoy
esperando al cabronazo de Friegas, que me dijo que madruga todos
los días, para llevármelo a desayunar al pueblo.
A pesar de lo que come, sigue siendo más barato que comprarle
un traje… Mis tres niñas se despiertan. Desayuno,
puesta a punto y nos despedimos. Gracias, Raúl. Gracias,
Pepa. Lo malo de portarse como lo habéis hecho, es que
nos dan ganas de volver a dar por saco el año que viene.
Lo
único que no te perdono, cacho mamón, es la sugerencia
de volver por la N-II. Bien es cierto que con la María
Luisa no aprovechas las ventajas del peaje, pero nuestro desconocimiento
de la zona nos hizo volver por toooodo el camino de la costa hasta
Barcelona, pasando por toooodos los pueblos.
El paisaje bonito sí, pero semáforos para aburrir
en cada travesía, y genteee... joder, por toas partes...
Eso sí, constatamos que Mataró existe, porque también
pasamos por allí. Ya en Barcelona volvemos por la N-II
nuevamente hasta la ciudad que empieza por ‘efe’ y
termina por ‘raga’ y allí, peaje hasta la ciudad
de las mañas (os llamé, pero no me oísteis).
El resto, hasta Madrid, ¿qué os voy a contar? Un
palizón de once horas de viaje
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