Menos
mal que ha anochecido, porque la cara de gilipollas extasiados,
que seguro que se nos había quedado, habría causado
alguna risa y algún malentendido.
Descargamos… desequipamos… destodolodemás.
En el puerto, Legendario se va a buscar su coche, Manflas hace
lo propio y Kibruja empieza a sentirse mal (el embarazo, seguro),
así que le echa morro y entre la SuperNiña y un
servidor, desequipamos, recogemos y fregamos el suelo. Quedó
tan limpio que incluso podría comer en su propio muelle.
El Manflas no encuentra sus zapatillas, que luego aparecerían
en su propia bolsa, así que se pone los escarpines.
Estaba pa verlo.
Legendario y SuperNiña se van a casa a cambiarse de bragas
y Manflas por un lado y Kibruja y Trufus por otro, se encaminan
hacia la Mansión de los Friegas, ya que este señor
nos ha invitado a una parrillada (las barbacoas sólo las
hacen los pijos, y yo seré DIR, sí, pero no pijo).
La chicha y el embutido variado corren por doquier.
Friegas ha calculado manduca para un regimiento, así que
algunos recuperamos ese lastre que nos faltó en la inmersión
de la tarde. Mi niña mayor aún no se ha repuesto
de la impresión de ver al Legendario, que después
del mencionado cambio de bragas, ha asistido a la barbacoa (él
sí que es pijo), devorando toneladas y toneladas de costillas
y chuletas. El rosadito espumoso y el licorcito de crema catalana
también rulan por ahí, pero con moderación.
Las cervezas lo hacen sin moderación.
Kibruja se va recuperando. Claro, entre que no hizo deco DIR en
la segunda, el estrés y posterior relax de la cueva, los
saltos de la barca y el embarazo, estaba hecha cisco. Como te
encuentras mal, mañana no deberías bucear.
Hablando
de bucear… ¿Dónde nos vais a llevar mañana?
Continuará… |