No sé cómo coño nos encontramos en el muelle,
equipando los trastos para la inmersión. Nos hemos retrasado
un poco, porque el Manflas ha tenido que ir a no sé dónde
para no sé qué, pero me da lo mismo. O nos damos
prisa o anochece.
En
dos navíos repartimos las tropas. La Kibruja bogará
en compañía del Legendario y la SuperNiña.
A Trufus le acoplan de grumete en el portaaviones del Manflas.
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Largad amarras…
- Izad la mayor...
- La menor, no. Dejad que crezca primero.
- Contramaestre, saque el buque del puerto…
La
aventura ha comenzado. La aventura ha comenzado hace cinco capítulos,
de hecho. Pero es ahora cuando se decidirá si gana el bueno
o el malo.
Por
la pinta que tiene, el malo lo tiene chungo.
El Manflas le da caña al mango y el portaaviones
devora las olas formadas por las estelas de otras embarcaciones
a unos ocho mil o nueve mil nudos, más o menos.
No,
joder. No me refiero a millas náuticas por hora,
sino a los nudos de mi garganta, ya que estamos pegando
unos saltos de la hostia.
Ya no es portaaviones, sino avión en sí mismo.
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Si me doy la vuelta para mirar si el equipo está aún
ahí, lo más probable es que yo también salga
volando. Mi Aladín.
Ese crujido ha sido mi Aladín, seguro. No quiero mirar...
No PUEDO mirar... Y a todo esto, el Manflas para la marcha de
vez en cuando porque dice que tiene problemas de bombeo de combustible
y que no le anda.
Mira que si le llega a andar….
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Hemos
llegado a la zona de buceo.
La SuperNiña se quedará arriba, vigilando
los bolsos.
Los otros cuatro, equitación en ristre y… abajo.
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La idea es la siguiente: Trufus es más lanzado en cuevas,
por lo tanto, el Manflas le acompañará en su osadía.
Kibruja no ha entrado en cuevas serias. Con ‘serias’
me refiero a túneles con cierta estrechez.
Bajaremos
los cuatro juntos y en medio de la cueva, Manflas y Trufus seguirán
un tubo angosto y ascendente, mientras los otros dos esperan.
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Dicho y hecho, el Manflas tira padentro, Trufus a dos décimas
y con sólo una parada en boxes persiguiendo su culito.
Aún en posición de podio, Kibruja y por último…
por último… ¿Dónde está Kibruja?
A quince metros de la entrada, las luces que tenía yo detrás
han desaparecido. Kibruja ha dudado y no ha entrado. Acto seguido,
ha salido a superficie. El Legendario le acompaña.
Nosotros dos, viendo el panorama, reculamos y salimos a reunirnos
con ellos en la superficie.
Reunidos los cuatro, todo suena a excusa. Es que me entra agua
en las gafas… es que estoy incómoda con el latiguillo…
es que… es que… …Es que, Kivu, tu cerebro te
aconsejó obrar con prudencia. Ya lo has dicho en el foro
en un tema antológico.
… Es que una cueva estrecha es una cueva estrecha, por mucho
que te acompañen los tres mosqueteros.
… Es que hiciste lo correcto. Si entras forzada y te da
el yuyu y el ataque a 20 metros dentro, habríamos tenido
un problema los cuatro.
Por
suerte o por desgracia, es convencida entre los tres para intentar
entrar con prudencia. Pero esta vez, Manflas irá el primero,
Kibru la segunda, el tercero irá Trufus (por fin dejarás
de verme el culito y te lo veré yo a ti) y el último
será Legendario.
Así se hace y estamos los cuatro en la cueva. Qué
pasada de cueva. Cierto es que hacía ya varios años
que yo no entraba en una cueva marina (totalmente distintas a
las de agua dulce).
Seguimos el plan establecido y Manflas y Trufus ascienden por
el tubo ascendente, mientras Kibru y Legendario esperan holgazaneando
por ahí.
El tubo asciende a profundidad cero y da paso a un pasillo que
desemboca en una sala de unos cinco metros de diámetro,
en la que hay docenas de arañas de mar.
Si habéis leído el capítulo de los camiones,
sé que había docenas porque conté las patas
y dividí por cinco… Regreso con la otra pareja y
avanzamos por el túnel, hasta la salida al otro lado.
Hellen, te lo perdiste… Habrá que repetir, niña…
La posibilidad número uno es volver por el exterior, dando
un rodeo, pero la visibilidad es escasa y no merece la pena. La
decisión es volver a entrar al túnel y regresar
por el mismo lado.
…Y para ser la primera vez que la mierda de niña
entra a un túnel serio, resulta que hubo que sacarla de
allí a empujones, porque no quería salir. ¡Hay
que joderse!
Millonada de alevines de gamba |
2 langostitas |
Mama gamba... |
En
el regreso, confieso que tuve problemas de flotabilidad. La excusa
burda y ridícula es que los DIR vamos con el lastre correcto,
pero la botella no era mía y no lo recalculé. De
hecho, miré el peso de la botella, como buen DIR, pero
está pintada y repintada y ya ni se adivina.
Así que agarré un pedrolo del suelo. Si me llega
a salir un bicho, le hubiera hostiado allí mismo, de la
mala leche que se me puso al darme cuenta de que una que yo me
sé descojonaríase de la risa en cuanto me viera.
El caso es que así ocurrió. Ya no te quiero, mala.
Volvemos
a la barca. Subida a la misma y recogida de bártulos, mientras
escuchamos atónitos como algún gilipollas, seguro
que del Espanyol ha intentado apedrear desde el acantilado a la
SuperNiña, que se había quedado en las barcas.
La próxima que vengamos, nos traemos el fusco y le volamos
la jeta en cuanto la asome, por gilipollas, pero antes le torturaremos
y tendrá que escuchar tres o cuatro chistes del Manflas.
En
el regreso a puerto, es la SuperNiña la que lleva los mandos
del navío… y por lo que se ve, la tía disfruta
dándole gusto al puño…
Tremenda
cara de "sufrimiento" de Kivu al terminar
la inmersión...
No le ha gustado nada, nada, naaaadaaaa ;-) |
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Subida
de achiperres. Al fondo los colores del anochecer
en la C.B. ¡qué romántico! |
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Los
amos, ellos son los putos amos... de las cuevas :-)
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Como
no sé quién de los tres propuso el plan, el beso
de agradecimiento se lo doy a Victoria. Seguro que a los otros
dos no os importa ¿verdad?
Continuará…
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